No necesitó morir para convertirse en una leyenda. Los verdaderos genios, de cualquier art, son reconocidos en vida. Picasso, Freud, Mozart... Bergman no debía morir, y por eso no morirá.
Aquí no tengo nombre, para que seamos todos. Aquí no me llameis por mi nombre porque, como Ulises, soy nadie y, así, nadie podrá hacer suyas todas vuestras voces.
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