Ya son las dos.
Quizá, te acostaste.
En la noche
la vía láctea
está como el Oka plateada.
No me apresuro,
y con los relámpagos de telegramas
no hay por qué
despertarte
e inquietarte.
Como se dice,
el incidente ha terminado.
La barca de amor
se ha estrellado contra la vida.
Estamos en paz.
No hay razón
de enumerar mutuos dolores,
infortunios
y agravios.
Mira
qué quietud en el mundo.
La noche
ha impuesto al cielo
un tributo estrellado.
En tales horas
uno se pone de pie
y conversa
con los siglos,
historia
y universo.
(Don Javier: ya no se si fue Brecht, Niemöller o Maiakovski: si sigo así, encontraré otra versión de "y no dije nada...")
martes, 12 de febrero de 2008
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