Ayer, volví de Cuba.
Ayer, volvimos de Cuba:
los mismos que fuimos,
pero no lo mismo que nos fuimos.
Cuba no es lo que nos llega.
Lo que nos llega es la millonésima parte de un país pequeño,
pero grande.
En Cuba, nos perdimos en la verdadera Habana,
y fuimos felices entre la gente, sin miedo.
en Cuba bailamos el son de Santiago,
tragando ron del de ellos,
que es mejor que el de nosotros.
y nos leyeron las cartas,
y nos dormimos en portales,
y encontramos los paladares famosos -y los no tan famosos-
donde probamos solidaridad.
Y degustamos el poder del poder,
y el poder del no poder.
Y condujimos con Orledo
-que nos cuidó-
Y descubrimos las terrazas,
y la verdadera Cuba,
que tras indicarte el camino te pide que lleves a la gente que,
ajena a él,
lleva cuatro horas haciendo autostop al sol del Caribe.
Y sobrellevamos los cortes de agua en Cienfuegos,
y dormimos entre artefactos viejos en Trinidad
(donde los esclavos)
Y vimos los vestidos de las niñas de Quince, en su mejor día:
justo antes de los comienzos duros.
Y hablamos de mochilas, libros de texto y uniformes escolares.
Y perseguimos trailers de provisiones para Varadero
por los caminos de Jovellanos y Cárdenas,
para acabar descansando,
como los guerreros.
Fidel, Camilo Cienfuegos y el Ché
los hermanos País, Martí y Elián
Bolívar, Chávez, Kendall Myers,
...
martes, 18 de agosto de 2009
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