martes, 25 de agosto de 2009

Los redentores

Engreidos, quienes pensáis que podéis salvar a alguien de lo que es,
de lo que le ha hecho la vida,
de los recuerdos brutales,
de lo que se encontró sin buscarlo
-ni merecerlo-
Creéis que le daréis la la paz que buscan pero les asusta encontrar.
El caos busca a las personas,
se les mete dentro, y ya no pueden abandonarlo,
porque la paz que encuentren puede que, ya, no les llene:
por injusta,
por plagada de listos pero vacía de inteligentes,
por tediosa,
por vacía
por preñada del blanco de los huesos de los cuerpos enterrados y olvidados.
Pero, a los engreidos, los redentores, les dará lo mismo:
ellos impondrán una paz material,
satisfactoria únicamente para sus egoistas conciencias,
que no saben de las lágrimas vertidas por lo que se perdió,
cuyo único norte es, precisamente, el sueño que nunca se cumple:
el Dorado
la lucha eterna contra el poder injusto
la Fuente de la Juventud
el amor verdadero.
Porque si al fin encuentran lo que buscan
tendrán que afrontar que, quizás, el sueño haya sido sólo eso.
Y,
entonces,
sólo les quedará el vacío.
Nunca llegues a la meta:
quédate a un metro de la línea
y disfruta de los gritos de triunfo,
de los gritos de victoria,
de los gritos de ánimo,
del sudor,
de los vítores.
Porque, después todos dejarán los Coliseos
y se hará el silencio
y, en el silencio, está la verdad
y la nada

LFA

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