Y como, queramos o no, esta es la época en que tenemos una excusa -la usemos o no- para ser mejores, siquiera por dos semanas,os adjunto un clip que puede que hayais visto ya, pero que me parece único. Y sí: vuelve sobre el manido tópico de los abrazos, sobre cómo hacer el mundo mejor, un tema puede que agotado, pero... qué queréis que os diga, el blog es mío, creo axiomáticamente en la posibilidad de redención y estamos en una época rara de tiempos difíciles que se suceden entre sí; en que, desgraciadamente, mucha gente va a suicidarse económicamente sin saber que hasta la tarjeta del Corte Inglés se agota. Y entonces... Por eso, no nos viene mal refrescar ciertos conceptos básicos, uno de los cuales es que el mejor lugar común para descansar y dejar de ser quienes no somos, es entre los brazos de otro ser humano. Sólo ahí, en el calor que sólo proporciona un cuerpo, podemos volver al principio, a aquel lugar en que todo era mejor, todo era más fácil, no había problemas. Creo que todo ser humano que es abrazado disfruta de la efímera oportunidad de esconderse, durante cuatro o cinco segundos, de sus fantasmas, y poder ser uno mismo, y recordar el momento mejor de su vida. La vida le espera fuera, pero el círculo creado por esos brazos nos asegura que en ese minireducto nada va a pasar: aunque se acabe el mundo. Eso de abrazar podrá ser una gilipollez, o no: yo, en todo caso, cada vez lo hago más. Y al que no le guste, pues bueno.
Hasta el lunes, señores: buen finde a todos
viernes, 11 de diciembre de 2009
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