martes, 22 de septiembre de 2009

El juego de tu vida

La noche dekl domingo vi, por primera y creo que última vez, un programa llamado “el juego de tu vida”, donde, según respondes con sinceridad a preguntas de tu intimidad en presencia de los sujetos afectados, vas ganando dinero. Obviamente, las preguntas son confeccionadas tras someter al sujeto en cuestión a un test de polígrafo de más de doscientas preguntas en que se indaga sobre todos y cada uno de los extremos de su intimidad, con lo que ya de antemano se sabe si está mintiendo o, al menos, esa percepción tiene el concursante. Transcribo, por su indudable interés académico, las respuestas más reveladoras dadas por la simpática, espontánea y sincera concursante de ayer, en presencia de su madre, su ex marido y su actual novio (además de media España, claro: el programa parece ser que tiene una audiencia de la leche). Una pena no poder plasmar las caras que se les iban quedando a los tres individuos mentados según la señorita iba respondiendo, eso sí, con una sinceridad admirable fruto de la codicia, alimentada ésta inteligentemente por la agradable presentadora que, no me cabe duda alguna, se ha ganado a pulso un sitio al lado del señor Botero (no del pintor)

Que “había perdido la cuenta de las veces que había interrumpido sus embarazos” (literal, señores: se lo juro)
Que desearía que sus padres murieran jóvenes, para así no tener que cuidarles de viejos
Que no entendía cómo su padre se había casado con su madre
Que entendería que su padre se separara de su madre
Que entendería que su padre le fuera infiel a su madre
Que había sido infiel a su exmarido
Que era infiel a su actual pareja
Que había sido infiel a su actual pareja con su exmarido
Que si su exmarido se lo pidiese, volvería sin dudarlo con el
Que fingía los orgasmos con su exmarido
Que fingía los orgasmos con su actual pareja
Que no estaba segura de que sus hijos fueran de su exmarido (esta pregunta fue retirada antes de ser respondida por la aturdida -mas inteligente- madre de la sujeta, presente, recordemos, en el escenario)

En fin, Pilarín, que diría Pedro. Además la cosa jurídicamente está maravillosamente hilada porque, al facultar a los familiares presentes a anular las preguntas que se haga al concursante antes de que éste pueda responder, es obvio que consienten tácitamente a que su intimidad sea desvelada en aquellas preguntas en que no usan de esta posibilidad (el 90%), con lo que tampoco podrían ellos demandar al programa por lesión del derecho a la intimidad personal o familiar, ni a la propia imagen.

La madre quedó por los suelos. Yo, de ser el marido, impugnaba la paternidad de los dos chicos a quienes creo todavía mis hijos; y en lo atinente al novio actual… bueno, ese no se salva ni con una camiseta en que diga “la dejé en cuanto acabó el programa, y me afeité los cuernos”. Y todo esto, por la impresionante cantidad de… 40.000 euros.

Cosas veredes, Sancho. Yo, todavía estoy en shock.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ojo, que la posibilidad de anular preguntas se reduce a una vez, si no recuerdo mal. He tenido el "placer" de ver este programa un par de veces y he escuchado perlas como las que transcribes, y peores....
Cómo está el patio, señores.
Marta.

Sarita dijo...

¿Y los niños? ¿nadie protege a esos niños de la violación de la intimidad que ha hecho su propia madre? Lo digo porque al día siguiente esas criaturitas irán al cole y es más que probable que algún compañero o vecinito del barrio que conozca a su mamá les casque lo de "...pues tu madre no sabe quien es vuestro padre... pues tu madre abortó a vuestros posibles hermanos... pues tu madre se lo hace con todo quisqui y encima no tiene orgasmos (que ya es triste)"...

¿40.000 euros cuesta el dolor de esos niños?

Anónimo dijo...

¿Los niños...? A quién leche le importan los niños, cuando lo importante es el pan y circo y esos 80 billetazos de 500 euros que le van a dar a la sujeta para... para... ¿un viaje de Todo Incluido, unos cuantos gramitos, unos cartones de bingo para mamá y el último modelito publicitado por la Esteban? Con qué cosas vienes, Sarita...