jueves, 6 de mayo de 2010

Noche de cine años cincuenta

Y también viajamos en el tiempo, a 1950. Y en el cine Callao estaban poniendo lo que el viento se llevó. Y volvimos a disfrutar del gran rufián de Rett Butler, cuyo único defecto fue enamorarse de quien no se quería a sí misma. Y volvimos a preguntarnos por el fondo de esa Escarlata volátil y fuerte, ambiciosa e insegura, irreductible y vendida. Y pusieron el nodo, y en el Intermedio anunciaban los nuevos Seats, y Franco seguía con sus pantanos. Y por una noche -sólo por una- en el interior la película era en color, y el exterior en blanco y negro.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo también me siento Escarlata.....

demagophobe dijo...

¿... y quién no se ha sentido Escarlata alguna vez? lo importante es sentirse Escarlata tanto para encapricharse como para luchar contra los problemas -sobre todo, contra los que son culpa nuestra-.