martes, 11 de enero de 2011

El Pompidou se debe merecer, no reivindicar

La visita de reyes a París (sobre la que escribiré), me deparó muchas satisfacciones, pero también un pequeño disgusto. Y es que, tras pagar los consabidos -e ineludibles- 12 euros per cápita de entrada y visitar muy a gusto la colección permanente de arte moderno de la 5ª planta, la bajada a la 4ª planta -donde siempre había estado la magnífica colección de Arte contemporaneo- me hizo entrar en el mundo desconocido de lo que a los curadores del Pompidou les ha dado por llamar "elles@centrepompidou". Y es que han guardado TODA la colección permanente de Arte contemporaneo que siempre habían tenido expuesta, y la han sustituido de golpe por una monográfica. En otras palabras: por ahora, ya no veremos más las obras de Joseph Beuys y su Plight -oda al silencio en forma de galería acolchada, Sala 15-; Cy Twombly, Jordi Colomer, o los clásicos Bacon, Pollok, De Kooning o Calder. Tampoco mucha obra de los Inmortales Duchamp, Magritte o Braque, las Rayografías o ciertos ready made y esculturas de Man Ray. En su lugar, nos encontramos ante una monográfica de arte femenina, alguna de la cual creo modestamente que no merece ser expuesta en el Pompidou. Las míticas Louise Bourgeois, Sonia Delaunay, Frida Kahlo, Joan Mitchell o Niki de Saint Phalle siempre han estado en el Pompidou, más que merecidamente y sin precisar patadas hacia arriba de este tipo. La exposición de Louise Bourgeois no solo mereció el éxito que tuvo en el Pompidou y hasta un cuaderno de artista en la Matador, sino que ha sido una de las más visitadas de toda la historia del Centro. Y si ya hablamos de las leyendas de la Kahlo, la Riefenstahl o las precursoras como Marguerite Jeanne Carpentier, Elise Rieuf, Charlotte Musson o Frédérique Knoeri, la lista es infinita. Por eso, ver que de golpe habían quitado toda la permanente sustituyéndola por un monopolio de arte no cribado basado en algo tan coyuntural como e género con que hemos nacido... Creo que el arte femenino lleva ya bastante tiempo en condiciones de superar estereotipos o temáticas manidas como la falofobia y ganarse el puesto en las grandes galerías en condiciones de igualdad con el de otros autores masculinos. Este tipo de actuaciones y políticas de verdad dudo que ayuden en algo, máxime cuando, insisto, el arte se presenta a sí sola, con independencia del sexo de su autor. Y si no -vuelvo a insistir- que se lo digan a aquellas que, a base de hacer del arte su vida y convertir sus vidas en obras de arte, se ganaron a pulso un puesto en el olimpo de los genios.

4 comentarios:

anonimoversatil dijo...

Un post brillante!

Leónidas dijo...

sí, estoy de acuerdo con anonimoversatil. brillante!

PS: desde mi ignorancia, ¿es en la última planta de ese edificio donde está ese magnífico restaurante que me recomendaste para que pudiera epatar a una bella mujer allá por diciembre de 2008?

Anónimo dijo...

no me parece brillante, sino pretencioso.
Ademá, de cualquier guía se pueden copiar los autores, aunque el "brillante" ya lo sabe...

Anónimo dijo...

no me parece brillante, sino pretencioso.
Ademá, de cualquier guía se pueden copiar los autores, aunque el "brillante" ya lo sabe...