sábado, 26 de mayo de 2007
El personaje que nunca existió
Hoy ha entrado quien no dudo es un masón de esos que intentan interactuar indebidamente fuera de sus logias: como dice Daniel R., el Señor de los Anilllos no existe, y Joaquín Sabina es un muñeco que abusa de las palabras "melancolía", "amargura" y "fracaso." A Dios gracias, no se puede patentar una palabra. Hay cosas que sólo existen, quizás, en un lugar de la parturienta mente de Fernando L. (el pintor fracasado, pero enamorado). Respecto a los cadáveres creativos, los recalcitrantes que vuelven y los fantasmas que se reencarnan, los tres aquí presentes os queremos presentar a un nuevo y, sin duda, inquietantemente jovial, amigo: se llama Carlos Newman, es de Toledo, Ohio, y es un nuevo amigo que, junto con su canguro de Navidad, sobrelleva su enfermedad poco a poco, gracias a su Hobbit y a su curiosa afición por los cascos de rugby y las jaulas de hamster publicitarias de los años 50. Su nick en ebay es nonopequeñorobotpequeño y sin duda hará las delicias de pequeños y mayores, de la misma manera que ya disfrutan de él los vendedores de artículos de merchandising para roedores. Respecto a su carrera profesional... qué decir de la singular semblanza de este personaje sin par, que nos apabulla y aterroriza por igual con su capacidad e increible potencial para el éxito en su importante empresa, empresa cuyo nombre , GESTENFAISER, no podemos desvelar por motivos legales, aunque los inteligentes ya habréis adivinado de cuál se trata, máxime tras los últimos acontecimientos. Este singular personaje, licenciado obviamente por la Universidad Clarkespaner de Ohio -campus tecnológico-, comenzó ya desde muy joven a desvelar una pasión poco común por la pintura de Fernando Lerma y las consecuencias del abuso del poder por los grandes caciques de la esfera internacional, por lo que se compró una Vespa y una mesa de billar que cargó, detrás de la Vespa -ambas tenían ruedas, si no, esta historia no sería creíble, si bien estos datos están quizás ligeramente maquillados para proteger la identidad del sujeto- , y montándose en ella, id est, en la Vespa, se dirigió, a lomos de su ego, hacia una espiral enloquecida de éxito y abatimiento, donde los laureles se sucedían con el prozac, en algún lugar donde crecen las cruces de hierro, más allá del Arco Iris. No hubo leones cobardes, ni espantapájaros u hombres de lata en su melancólico camino de baldosas amarillas pintadas de Titanlux, pero sí hubo pitufos, a la vista de los recientes restos fósiles de Atapuerca. Por cierto, los romanos no inventaron la catapulta: fueron los Catagüecas, de quienes tanto hemos aprendido junto con los Lacedemonios, cuya república fue copiada por los Ladillos, grandes constructores. Esta reflexión nos lleva, a su vez, a los Arquetas, los Cimbras y los Andamios, vencidos por los Canaletas en la batalla de Contratas, junto a la llanura de Plad-Ur, ciudad de Plad-Ur, cuyas estelas ya nos hablaban de los arqueros de la ciudad-estado de Ur-alita, dejándonos las estelas pétreas que tanto inflyeron en el gran Carlos Newman de Ohio quien, parafraseando al emperador Tang I, de la dinastía de los Cropan Sincromo, prounció su famosa frase "hasta aquí hemos llegao, bacalao", frase que junto a la célebre " a las muyeres asturianas hay que tratalas con una de cal y una de arena", han dejado huella en la actual tradición oral francesa. Tras este tiempo, alterado y caótico, en la vida de Newman, los iniciados, que interpretarán claramente las claves introducidas, decodificando la fecha, hora y lugar de la fiesta a la que os convocamos, cerramos este primer episodio, iniciático per se, en la vida de un ser, real, que cambiará la percepción de Internet.
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