jueves, 22 de enero de 2009

plantilla/guión para ganar el Nadal / Goya

"Esta es la historia de AUTOSUPERACION de ..., víctima de una sociedad intolerante que, a través de su esfuerzo personal y del cariño de sus padres /grupo de música /grupo de terapia/ amigos de la infancia, se sobrepone a las dificultades, enfrentándose al ... y convirtiéndose, al fin, en una persona libre y feliz".

Por favor, ¿es que se nos han secado las meninges, y sólo utilizamos a los perseguidos para ganar Goyas? Ayer fui a ver bienvenidos al Norte (chez les ch'tmis, en francés), y no me extraña que se esté convirtiendo en la película más taquillera de toda Europa. Siento discrepar de los que piensan que las películas, libros, reportajes... denuncia sirvan para concienciar a la sociedad o, al menos, considero que dicho efecto lo tienen, como mucho, las primeras cinco o diez producciones, pero que un país no sea capaz de hacer películas que no traten de eso... Estas cosas son suficientemente serias como para convertirse en excusa fácil de guionistas y autores sin la más mínima imaginación, y hacerles ricos, sin contar, claro está, que los héroes reales de estas producciones se queman a la primera película que, por ser película-denuncia, les coloca en un cliché del que luego no pueden salir, convirtiéndoles en amargados, en camisetas de moda ya pasadas de moda, en frustrados cuya vida se limitará ya a recordar lo que fueron y que, como Poli o Urtaín, acabarán volviendo a sus orígenes o saltando de un quinto piso. Es duro, pero es la verdad. Señores, volvamos a tener imaginación y dejemos de hacer películas que sólo nos sirven para pensar que, llorando con la víctima protagonista, ya ponemos nuestro granito de arena en la lucha contra las injusticias. Hay que mojarse, no ir al cine a llorar por enésima vez con el dramón fácil, barato y egoista que, además, sólo enriquecerá a Ramoncín y al superdirector superguay que, mientras que va de antisistema, sólo sueña en que le llamen de Hollywood y vivir en Rodeo Drive. Si es que no cambiamos

1 comentario:

Anónimo dijo...

Coincido contigo, querido amigo...Y, además, con los tiempos que corren, no hay que ir al cine para vivir dramones de ficción; los estamos sufriendo cada día en nuestras propias carnes. Lo que de verdad necesitamos son historias que nos hagan sonreir, que nos hagan olvidarnos por un rato de la realidad que nos rodea, que cumplan con su función de evadirnos de nuestra cotidianeidad y no añadan más carga psicológica a la que, de por sí, soportamos cada día desde que nos levantamos. Coincido contigo en que, en ese sentido, "Bienvenidos al norte" es una película modélica que ha sabido sacar el lado cómico de una situación que, inicialmente, podía considerarse dramática para el protagonista. ¡Qué distinta habría sido la historia si se hubiesen dejado llevar por otros patrones y nos hubiesen largado un dramón psicológico de los que tanto les gustan a algunos. Fué un placer disfrutarla en tu compañía.
Lucano.