jueves, 29 de enero de 2009
La desesperanza
¿Qué lleva a un hombre normal como Ervin Lupoe a asesinar a toda su familia? ¿Qué puede tener dentro un padre de familia normal que le haga coger un arma y acabar con todos los suyos? No es la primera vez, aunque esta vez no tengo que ver las fotos de lo que pasó, pero la duda sigue, aunque creo que he llegado a la conclusión. No es la desesperación, sino la desesperanza. Se habían quedado los dos cónyuges sin trabajo, y tampoco es la maldad, ni la locura: sólo la desesperanza. la desesperación es la respuesta violenta a una situación percibida como hostil. La desesperanza es el abandono de toda esperanza en un futuro mejor; la aceptación última, total, íntima y definitiva de que el futuro sólo podrá ser peor, aceptación que lleva al autor, en lo que considera un último y supremo acto de amor, a matar a aquellos a quienes más quiere para librarles de una vida de sufrimiento. Es la apertura de la eternidad cerrando una vida futura percibida como de continuo horror y negrura; el supremo sacrificio del verdugo que se condena para que los suyos dejen de sufrir. No es negrura lo que lleva dentro un hombre así, sino el más absoluto vacío, el vacío que ahoga sin tabla de salvación alguna, la ausencia absoluta de algo o alguien a quien encomendarse, en quien confiar, a quien rezar. ¿Hemos llegado al punto de que gente corriente alargue la mano en su desesperanza y no haya nada ni nadie que se la tome? ¿Dónde están los dioses, los valores, los sueños, la esperanza en el futuro, en la posibilidad de cambiar, en los otros seres humanos, en un sólo ser humano, en el amigo, en el grupo, en el gobierno, en la providencia, en la casualidad, en el Tarot, en el horóscopo...? ¿Cómo a alguien no le puede quedar nada? O hemos perdido todo, o hemos perdido la capacidad de buscar, que no es sino la desesperanza. Perder la capacidad de encontrar lleva a la desesperación, pero se puede seguir buscando con la constancia de quien sabe que todavía sueña. Perder la propia capacidad de buscar es la desesperanza. Mantengamos el sueño de que todo puede mejorar y, antes o después, mejorará. Pero no cerremos los ojos, porque la peor noche oscura es, como decía San Juan de la Cruz, la noche oscura del alma. Y en esa noche oscura ni siquiera hay fieras. Hay algo peor: la nada.
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5 comentarios:
Me quedo con el consejo final, que me parece sabio. Sin embargo, permíteme que objete al planteamiento general del post. Ni la desesperación ni la desesperanza estarían justificados en este caso (en Estados Unidos, menos que en Europa, pero ciertamente más que en países del tercer mundo, existen suficientes mecanismos estatales de protección social), ni en general (en ninguna parte y bajo ninguna circunstancia) existe justificación posible para el asesinato de tu mujer e hijos. Sé que no era tu intención, pero al exponer tu sabio consejo casi como un corolario a la reflexión sobre la barbaridad cometida por el tipejo ese, la cosa queda un poco ambigua.
No se trata de justificar lo injustificable: se trata de buscar una respuesta, de reflexionar sobre qué puede llevarte a esos extremos, precisamente por la imposibilidad de aplicart parámetro moral alguno a lo que pasó: supera cualquier mentalidad, ni siquiera podemos decir que es una monstruosidad, porque ni el lenguaje humano tiene una palabra para eso. Gracias por el comentario, D. Juan
Ahora queda claro, y perdona si ha sonado demasiado estricto, pero es que ya sabes con lo que tengo que lidiar estos días ...
Espero tener que seguir perdonándote muchas veces. Paciencia y ya sabes que a veces la realidad es la que te impone, ineludiblemente, las decisiones a tomar. Y en ese caso no hay libertad de decisión, sino una sóla, la única, la adecuada. Abrazote, amigo mío
Pues si me permiten mi humilde opinión, y si se trata de buscar una respuesta, se me ocurren varias muy distintas al acto de amor (por ejemplo, egoismo, estupidez, ingratitud con la vida...). Que la desesperanza o la desesperación te ciegan, te nublan la mente y se te espesan los razonamientos, ya lo sabemos todos. De hecho las personas cuanto más deprimidas estamos, menos acertadas estamos también en nuestras actuaciones. No creo que sea un acto de amor (por amor se mata uno... pero a currar para sacar adelante a la familia como sea). Estoy absolutamente convencida que los suicidas no quieren dejar de vivir, lo que quieren es dejar de sufrir, pero no contemplan ninguna solución porque no son capaces de pensar con claridad. No sé si hay más allá pero me estoy imaginando la cara de la hija mayor diciéndole "papá, eres un capullo... ¿qué sabías tú de mi futuro? la próxima vez piensa por ti solito...". Aunque para estos pobres ya no vaya a haber una próxima vez, ni una posibilidad, ni un intento, ni un quizás o un tal vez mañana.... para ellos ya no va a haber nada. Papá les ha liberado del sufrimiento que conlleva la existencia, qué lástima que se vayan a perder también las satisfacciones que de vez en cuando la vida tiene a bien ofrecer. Y estas, aunque sean poquitas, son las que hacen que valga la pena estar aqui, respirar y despertarse cada mañana. Es sólo cuestión de saber valorarlo.
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