viernes, 16 de enero de 2009
Sobre los dos posts previos (que hay que leer seguidos)
... ¿No son el mismo miedo, la misma humanidad y la misma dignidad? No son idénticos porque los escribiera el mismo autor: eso me consta porque, tras concienzuda introversión sobre los mismos (escritos hace 7 -siete- años) lo único que hizo el autor fue sentarse al portátil y transcribir lo que se iba creando línea a línea, párrafo a párrafo, resultado de ver dolor, sinrazón y caos ordenado por la asunción de los verdaderos motores de la Historia: el poder, el dinero y la conquista. Existe una entropía política, un orden en el caos, una razón de la sinrazón, y es el poder ciego y la dominación como pobres remedios de todo tipo de impotencia. Como pobres excusas para el impotente que maltrata a su mujer, para el níño de que se rieron y ahora quiere mandar a multitudes, para el que sufrió y ahora quiere hacer sufrir. El día que compensemos los complejos con un amor que sí existe, seremos felices. Pero para tener amor, hay que estar dispuestos a aceptarlo.
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