miércoles, 28 de septiembre de 2011

Momento de tranquilidad

Cierro los ojos y sólo los abro para contemplar el candor de la inocencia que se esfuerza. Y descanso, en este laberinto de desconciertos, en este baile a veces estúpido. En esta huída hacia adelante, desbocada a mil caballos de potencia: por ahora, sin ningún obstáculo que, una vez más, me haga volar y dar otras siete vueltas de campana (aunque esta vez, dudo que las sobreviviera)

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Da la sensación de que en el pasado hiciste daño a gente que te quería y te apreciaba, y ahora, en vida, estás penando por todo el daño que hiciste.

Piensa que, tal vez, estés a tiempo de repararlo. Sólo la muerte es irreversible.

demagophobe dijo...

Ahora, en vida, no estoy penando. Mi dolor viene del recuerdo del pasado que no volverá: un recuerdo teñido de la satisfacción de una vida que creo llena y que, mientras la llenaba, se ha ido pasando hasta llegar casi a los 40: no es el dolor del castigo, sino el del tiempo que no recupero, porque nunca lo perdí.

Y sí, me arrepiento de cosas que hice, sí que las haría de otra manera, pero de lo que no me arrepiento es de las cosas que pude hacer y no hice, porque las he hecho todas: y ese creo que es el peor arrepentimiento.

¿Daño? El único daño que recuerdo haber infligido es el derivado del amor y del desamor entre dos personas, y créame, querido anónimo, que el que he sufrido supera con creces el infligido. Si he infligido daños de otra naturaleza. ha sido sin quererlo.

Gracias por un comentario que, salvo que mediga Ud. lo contrario, considero y valroro como hecho de buena fe
D./L.

Anónimo dijo...

A mí no me da la sensación de arrepentimiento, sino un cierto vacío, como si te faltara algo. Vale, lo has hecho todo, lo has vivido todo, pero quizás haya algo... no sé... algo que no tienes y que, sin duda, cambiarías todo tu reino por vivir un segundo "eso"... Seguramente me equivoque, pero a mí me transmites una carencia.

demagophobe dijo...

Tienes razón: a fecha de hoy, de ahora, cambiaría todo mi reino -aunque me quedaría con la agridulce memoria del mismo- por una cosita pequeña y calva, berreante, parecida a mí y con descontrol de esfínteres. Efectivamente, tengo una carencia

demagophobe dijo...

PS.- Este es el típico hilo de comentarios que me gustaría que no fuese anónimo: y no por ver quien piensa que tengo carencias -que tengo, y un montonazo-, sino por dar las gracias a quien las merece

Anónimo dijo...

Creo que lo de la cosita pequeña y calva y berreante y con descontrol de esfínteres .... se podría arreglar con un cachorrillo de pekinés ;-) (porque no me pareces muy Paris Hilton para lo del chihuahua). Eso sí, ya no sé si lograría parecerse a ti o no (dicen que todos los perros se parecen a sus amos).

En cuanto a lo de tu carencia ... parecen más bien varias. Quizás siendo menos Peter Pan y más "oenegero", dándote más a los demás y pensando menos en ti mismo y en tus carencias ... logres encontrar la paz interior que tanto anhelas.

Anónimo dijo...

Me parece que el comentario anterior es bantante frívolo. Vete a una clínica de reproducción asistida y dile a todas las parejas que no logran tener un hijo que mejor se compren un chihuahua.

Carencias tenemos todos, de una índole u otra. Pero creo que al final, obtiene más paz interior el que es conocedor de las mismas, las asume y las pelea, que el que trata de suplirlas o de llenar los huecos con otras cosas.

Nuestro querido blogger sufre mucho. Y sufre porque su percepción de la realidad es mucho mayor que la de otras personas. ¿Quién sufre más en la vida, un retrasado mental o los que están alrededor de él? Probablemente sea más feliz el retrasado y eso que, con seguridad, el retrasado va a tener muchísimas más carencias que el resto, pero es menos consciente de ellas.

Ahora haré la pregunta de otra manera ¿quién es más feliz, el "oenegero" que no hace más que desviar su atención hacia otros puntos, o el que se echa un vistazo por dentro a diario y trata de modificarse y mejorarse? Sin duda el más feliz es el oenegero, pero sin duda también que se le pasará la vida sin haberse conocido demasiado.

Me acuerdo de un amigo que tenía esclerosis múltiple y prefería preocuparse porque se estaba quedando calvo antes que preocuparse porque se estaba quedando inválido. Son curiosos los mecanismos de defensa que elabora el ser humano. Creo que es mucho más valiente e inteligente el que se conoce a mí mismo y se enfrenta a sus handicaps, que el que se distrae pensando en los problemas ajenos para no pensar en los propios.

S.

Anónimo dijo...

No sé quién te hizo sufrir así, L, pero es verdad que si ahora pensases menos en ti mismo y en exhibirte (tu vida interior, lo que hiciste ayer, qué película viste, qué sabes,...) serías más feliz.
Ánimo.

Anónimo dijo...

Cuanto psicólogo hay por aquí, cuánto conocimiento y cuanta buena fe. Qué bondad, todo el mundo dando lo mejor de sí para ayudar a este pobre hombre. Dan ganas de llorar, de verdad