domingo, 11 de septiembre de 2011

Para Alex y Berta, con cariño

Neruda decía que podía escribir los versos mas tristes, esa noche. Yo, hoy y al contrario que el genio, podría escribir no los más buenos, pero sí los más alegres.
También podría recitar -casi  de memoria- la Epístola de San Pablo a los Corintiosa (esa de que el amor perdona siempre, no es egoista...), que siempre viene bien, o hacer una emotiva reseña de la vida y andanzas de A. y B. Pero creo que eso sería, por logico, usual y esperable, poco para estos 2 chicos.

Mi corta experiencia me dice que, por mucho que nos esforcemos, y busquemos palabras y frases esplendidamente complejas, al final son siempre palabras sencillas como gracias, querer, luz, bello... las que, usadas con la sinceridad de la sencillez, se convierten en eternas, y por eso nunca pasan, ni se olvidan.

Por eso, no me he preocupado por mirar diccionarios, citas o vidas memorables cuando, si caminamos en linea recta lo suficiente, siempre llegamos al mismo punto de partida: porque el mundo es redondo y, por ello, sin fin. 
Tambien por ello, aquí, y ahora, me bastan tres ideas para compartirlas con todos vosotros, aunque se que ya las sabeis:

- Que en esta boda no aprendemos nada nuevo, porque todos sabemos que A. y B. se quieren, casi desde siempre

- Que, eso sí, estamos aquí para celebrar de una puñetera vez por todas esa conciencia de que A. B., alterando las reglas de la matemática,  no son dos, sino tres: A.,  B,  y A&B

Que vemos cómo, segun pasan los años, cada vez hay mas poca gente que de verdad se quiera. Y lo que presenciamos hoy, en A y B, no cabe más remedio que celebrarlo: hoy, especialmente, pero tambien cada vez que les veamos, porque cada día que pasa, este mundo necesita mas que nunca la demostracion de que todavia queda gente que siente de verdad: que llora de verdad, que ama de verdad. Muy, muy poca, pero alguna queda gente de esta queda, como estos señores.

Por eso creo que nos hemos acercado hasta aquí, desde Madrid, Miami, San Sebastian... Para darles las gracias por ser así y pedirles por favor que no dejen de darme, de darnos, el ejemplo de cariño, compañía y lealtad que respiro siempre que les tengo cerca. Hoy celebramos juntos lo que ya sabíamos, es verdad, pero, sobre todo, lo que nos regalan, gratuitamente, siempre que estamos con ellos: la verdadera conciencia de que, en este puñetero mundo, todavía queda belleza, honestidad y corazón.    

En cierto cuento un viajero, consternado, preguntaba al enterrador como es que en todas las lápidas ponía que tal o cual persona había vivido 2, 3, 4 años... Y ninguno de los muertos superaba la niñez, a lo que el viejo le contestaba que ellos solo apuntaban el tiempo vivido realmente, no el otro. A y B. han vivido cada minuto hasta el punto de que, en ellos, el tiempo verdaderamente vivido coincide con el cronológico, y cada minuto con ellos lo vivimos, nosotros tambien, de verdad: porque nos contagian lo que sienten entre ellos y, queriendose, nos quieren, y nos recuerdan que vivir no es respirar, sino sentirse vivo. Gracias por recordarnoslo, y no dejeis de hacerlo nunca.
   

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