miércoles, 7 de septiembre de 2011
Pacino, Wilde, Beardsley y Luis Antonio de Villena
Como era lógico, tenía que hablar del Salomé de Al Pacino, tan similar en concepción a su mítico looking for Richard, pero no tanto por lo bien que queda hablar de esto, sino porque, a veces, el hado acaba juntando a gente excepcional de distintas épocas, en el mismo espacio e, incluso, en el mismo tiempo. Y como son casi las nueve, sigo en el curro y todavía tengo que hacer un informe, lo suelto crípticamente unido para que el que quiera, lo digiera.
Adoro los dibujos del "depravado" Beardsley que, apóstol del decadentismo, acabó sus días aferrado a una Biblia y a las obras de Santa Teresa. Beardsley hizo los dibujos para el Salomé de Wilde, a quien adoraba pero que, seamos sinceros, no acabó de quedar muy convencido con los dibujos. Wilde, conocido -y reconocido- homosexual de época, sufrió en sus carnes el escarnio no tanto de su orientación sexual, sino de haber metido mano a quien no debía -el hijo de John Sholto Douglas, AKA noveno marqués de Queensberry-. Cosa que también debió haberle ocurrido a Luis Antonio de Villena en los primeros tiempos de la movida (no tanto el meter mano, cuanto el sufrir el peso de su tempranamente reconocida homosexualidad, también dandy), más o menos por el tiempo en que escribió el prólogo para decadentes de la edición que Lumen sacó de la obra de Beardsley. Libro que se encuentra muy cómodo en mi casita junto con la reciente (y barroca) edición en lengua hispana del Salomé con los dibujos de Beardsley, que consultó al Pacino para hacer su reciente película:
a ver cuándo viene a España (la peli, no Beardsley), que ganas no faltan de verla.
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