martes, 23 de febrero de 2010

La magia de los caracteres chinos

Los caracteres chinos no se pueden aprender sin imaginación y, en concreto, sin nuestra imaginación. Los caracteres chinos provienen, en su mayor parte, de imágenes o ideas -ideogramas- evolucionados hacia la simplificación desde los primitivos dibujos que, plasmados en conchas de tortuga usadas por los adivinos, nos han venido llegando, desenterrados tras siglos de abandono. De modo que para plasmar la idea de río se dibuja una corriente, para "escribir" cerdo se pinta una cerdo simplificado girado 90 grados hacia la derecha, y para escribir casa, se "dibuja" un tejado; similares parecidos se perciben sin problemas en los caracteres de pájaro, hombre, puerta.... Hay cientos de libros que describen el proceso evolutivo del dibujo inicial hasta el ideograma actual, pero lo que más vale es la imaginación de cada uno, de modo que somos nosotros los que, nemotécnicamente, desarollamos nuestros propios trucos para recordar cómo és cada ideograma. Ambas posibilidades se ven claramente en los conceptos de virtud -"de"- y tiempo -"cì"-. El primer concepto, compuesto con los caracteres de "camino", "diez ojos" y "corazón", es fácilmente recordable si concebimos la virtud como el camino entre la precaución -andarse con 10 ojos- y la pasión -el corazón-. Lo mismo ocurre con el tiempo, compuesto por los caracteres de "hielo", "boca" y persona veloz. Si reflexionamos que para aprehender cada momento hay que congelar tanto lo dicho como lo hecho en un instante concreto... No se si será lo académico, pero a mí es lo que me sirve

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me impresiona tu espídica actividad neuronal. Te pasas el día cuajando ideas, una tras otra, a ritmo frenético. Cualquier día te da una embolia.

demagophobe dijo...

Esperemos que no... ¿quién animaría tus mañanas de esta manera tan peculiar si falto yo, eh? Un abrazo y gracias por seguir ahí