Justito al lado: de caer 10 metros a la izquierda, el disgusto personal habría sido mayúsculo.
El Che paseando en 1959 por Galerías Preciados que, por cierto, Pepín Fernández, como buen vaqueiro, abrió sólo para él. El Che tenía entonces 31 años y César Lucas, que no hace más que aparecerme como el autor de fotos coj...das de Madrid, debía estar recién salido de la pubertad. Por cierto, dejó una de sus boinas con la estrella por ahí cerca.
jueves, 25 de febrero de 2010
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