Haciendo un breve paréntesis del tenor que últimamente está adoptando el blog, cuelgo dos objetos de veneración que, como buen coleccionista friki, estoy buscando y no hay manera de que aparezcan. Si algún caritativo lector los tuviera y quisiera hacer la buena obra del día, el que suscribe sería feliz, como sólo se es feliz remontándose a los tiempos en que todo era más fácil e intenso:
El reloj de sol que llevaba Tico, el de "la vuelta al mundo de Willi Fogg". Lo regalaba Danone y, fíjate tú, nunca me pude hacer con uno.
Estas máscaras, en colores marfil y negro, venían en los bollos de Bimbo y, creo, en los paquetes de pan de molde. Mismo drama de siempre: los bollos tenían mucha química, para pan bueno el casero y el niño, sin los regalitos de los bollos. Señores padres: hasta cuándo no se van a dar cuenta de que a los niños les gustan las gominolas, la Coca Cola y demás cochinadas?
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