Los hermanos tenían razón: si me lo llego a perder, me habría arrepentido. Aconsejo a todo el mundo que, al menos una vez en la vida, acuda a alguna Comic con (feria del comic), Toycon (feria del juguete) o accontecimiento como el del sábado, para poder observar a los frikis (del inglés "freakies") en su entorno. El friki respira, come y corteja con los de su especie, precisando un Leit Motiv en su vida tipo "he de convertirme en el gurú de las figuras AFA"; "he de montar una Asociación friki paralela a la oficial"; "he de ser el friki con más Yak face repes del mundo"... y similares aspiraciones que, abstracción hecha de otros detalles sin importancia, se erige en la verdadera razón de ser y existir del friki. Datos esenciales a la hora de identificarles son la afición al travestismo en sentido lato (aprovechan cualquier ocasión para disfrazarse de Luke, oficial Nazi de Indiana Jones o personaje Ottaku); la tendencia al sobrepeso; la presencia de sus madres en su vida, que se erige en constante cósmica; el rechazo preventivo -e inmediato- a otros grupos sociales -en especial deportistas, moteros y pijos- para poder decir que han sido ellos los rechazantes, y no los rechazados, y, last but not least, la afición a Warhammer, chats, blogs y foros varios, en que se ponen los nombres de sus personajes favoritos, acompañados de montajes de Fotoshop en que aparecen como pilotos de X-Wing, Leónidas, Aragorn -a ninguno se le ocurrirá disfrazarse de Bilbo, Sam, Merry o Pippin, no...-, circunstancia ésta que hace que pasen las horas muertas pegados a sus PC's -tuneados, obviously-, y desarrollen unos pedazo panderos dignos del entorno de Oprah Winfrey. En todo caso, hay que darles las gracias por muchas, muchas cosas, entre otras, por publicitar espectáculos como el del sábado que, hay que admitir, fue único.
El señor de las dos últimas fotos es Anthony Daniels, que dio vida al imperecedero C3-PO, el androide dorado de protocolo que, con acento inglés, presumía de saber, además del bogie, más de once millones de formas de comunicación. Como buen friki, la mera cercanía de unmito tal me tuvo encandilado, que dicen los canarios, la mayor parte del espectáculo: pena de focos que me quemaron las fotos de la cara...
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