lunes, 22 de marzo de 2010

Luis Hostalot, Anthony Daniels, Carlos Atanes y Gong Li





Los cuatro representan, para muchos y para mí, un montón de cosas: Luis, por amigo y pedazo de actor, al que Almodóvar -vaya Ud. a saber por qué, yo sí lo se- dejó de lado tras "qué he hecho yo para merecer esto". Anthony Daniels, por encarnar al mítico C-3PO de la mayor trilogía de todos los tiempos. Carlos, por más que amigo, director de cine de culto y gran tertuliano, y Gong Li, fetiche en más de un sentido de Zhan Yimou, por su serenidad y belleza -no bella serenidad ni serena belleza: creo que se ha retocado, y más de la cuenta-. Los cuatro confluyeron armonicamente este puente, para darme un poco de la tan ansiada paz. Luis, a través de su Quijote, que está presentando en la Sala Mirador (c/ Doctor Fourquet 31, donde la Katarsis) y donde interpreta magistralmente al de la triste figura, Sancho y el narrador, en un personal montaje donde él solito se come al público, que entra a cada guiño que hace. Vamos, lo que se dice teatro del de antes, donde un actor se enfrenta a una sala, y sale vencedor: la puesta en escena es única y más que resultona, en un espectáculo en que el Hidalgo se emociona (y emocionándose, nos emociona), hace magia y hasta canta: váyanlo a ver, por favor. El Señor Daniels me contó la trilogía de la Guerra de las Galaxias -y no se qué otra porquería sobre la infancia,juventud y perversión de Anakin Skywalker: sólo hay una trilogía, señores-, a los compases de la Royal Philarmonic de Londres, en una velada única y, admitámoslo, impresionante. Con Atanes disfruté de una cena exquisita -gracias, Timonaca- y una madrugada de domingo en que casi, casi, arreglamos el país sin el justificado miedo a ser indistintamente calificados de fachas o progretas; cena culminada con la promesa del futuro visionado en familia de "maximum shame", su última peli (en fase de montaje), en su casita, ya con Arturo en la cuna. Y como guinda, el gallego y yo disfrutamos de "sorgo rojo", la presentación en sociedad de Zhan Yimou. Me gustaría decir todo lo que cierta gente dice de esta peli, pero... pelín lentilla, seamos sinceros: con los cuartos de hora inicial y final hubiera bastado.
Buen puente de crisis en que se han hecho más de una cosa, en buena compañía

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