Tras tener al afillao -6 años-, Barbara -otros tantos- y a Carlitos -10 años- jugando al escondite entre sus paredes (no se donde repampanos habrán podido esconderse), el piso ha aguantado como un campeón, y lo ha disfrutado. Pequetest superado.
3 comentarios:
Anónimo
dijo...
He leído hace unos instantes el artículo de don Antonio Hernández-Gil (´Extremadura´, ABC), gracias a Beatriz que ha puesto el link en facebook, recomendándolo. Y he llorado. Yo no tengo reparo en decirlo: sigo llorando. ¿Por qué? Mis padres extremeños, mis tíos, mi infancia oyendo tantas historias narradas-sin resentimiento- en casa, la refencia tan bonita a los niños extremeños de la posguerra (sólo eran niños!!), la visión de España que ofrece (no puedo estar más de acuerdo), la solidaridad en sí misma, el recuerdo también del mérito, con toda y a pesar de la dureza, de los míos: la grandeza de mi tío por donde ha llegado, la de mi padre (siempre brillante!)...y yo que he podido mejorarles. Pero no tiene igual mérito. Yo ya nací en Madrid, en democracia, sin carencias.
El artículo, lo tenía guardado, para leer. Gracias Beatriz, vente pronto de Columbia. Gracias don Antonio por tan brillante artículo ( mereces un premio); Gracias "Creador-de" porque su referencia a la infancia despreocupada ( bendita sea!) de sus pequeños huéspedes, me sirvió para tener más nítida la diferencia entre el ayer y el hoy, en tantos aspectos, quintaesenciados- y en sí mismos- en la niñez, en la risa, en el juego. Pongo fin con el link del artículo, mientras releo los versos de Alberti que se recogen en el mismo:" Los niños de Extremadura/ van descalzos/ ¿ Quién les robó los zapatos? (...)
Bueno, el escondite es un juego más o menos "light". Digamos que sería sólo el nivel 1 del pequetest. Espera a que la próxima vez se traigan el ticiclo y hagan carreras por el pasillo, o se pongan a jugar al futbol, o a saltar como posesos encima del sofá o de la cama, o a que, con las manos sucias de la grasilla del chorizo que se han merendado, se vayan apoyando por todas las paredes... Tú no sabes la capacidad de destrucción que puede tener un niño. (Por ahí he leido que James Cameron pensó diseñar para "Terminator 2", en vez de un T-1000 de acero líquido, un T-Baby con un tirachinas).
Aquí no tengo nombre, para que seamos todos. Aquí no me llameis por mi nombre porque, como Ulises, soy nadie y, así, nadie podrá hacer suyas todas vuestras voces.
3 comentarios:
He leído hace unos instantes el artículo de don Antonio Hernández-Gil (´Extremadura´, ABC), gracias a Beatriz que ha puesto el link en facebook, recomendándolo. Y he llorado. Yo no tengo reparo en decirlo: sigo llorando. ¿Por qué? Mis padres extremeños, mis tíos, mi infancia oyendo tantas historias narradas-sin resentimiento- en casa, la refencia tan bonita a los niños extremeños de la posguerra (sólo eran niños!!), la visión de España que ofrece (no puedo estar más de acuerdo), la solidaridad en sí misma, el recuerdo también del mérito, con toda y a pesar de la dureza, de los míos: la grandeza de mi tío por donde ha llegado, la de mi padre (siempre brillante!)...y yo que he podido mejorarles. Pero no tiene igual mérito. Yo ya nací en Madrid, en democracia, sin carencias.
El artículo, lo tenía guardado, para leer. Gracias Beatriz, vente pronto de Columbia. Gracias don Antonio por tan brillante artículo ( mereces un premio); Gracias "Creador-de" porque su referencia a la infancia despreocupada ( bendita sea!) de sus pequeños huéspedes, me sirvió para tener más nítida la diferencia entre el ayer y el hoy, en tantos aspectos, quintaesenciados- y en sí mismos- en la niñez, en la risa, en el juego. Pongo fin con el link del artículo, mientras releo los versos de Alberti que se recogen en el mismo:" Los niños de Extremadura/ van descalzos/ ¿ Quién les robó los zapatos? (...)
http://www.abc.es/20100908/latercera/extremadura-20100908.html
Gracias.
Gracias a ti por la referencia, querido anónimo. Y por seguir ahí
Bueno, el escondite es un juego más o menos "light". Digamos que sería sólo el nivel 1 del pequetest. Espera a que la próxima vez se traigan el ticiclo y hagan carreras por el pasillo, o se pongan a jugar al futbol, o a saltar como posesos encima del sofá o de la cama, o a que, con las manos sucias de la grasilla del chorizo que se han merendado, se vayan apoyando por todas las paredes... Tú no sabes la capacidad de destrucción que puede tener un niño. (Por ahí he leido que James Cameron pensó diseñar para "Terminator 2", en vez de un T-1000 de acero líquido, un T-Baby con un tirachinas).
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