lunes, 18 de junio de 2007
Souvenir of Rome
Aunque cada vez menos -desgraciadamente-, somos indefectibles hijos de la filosofía griega, el derecho romano y el humanismo cristiano y, si bien un día quedó en el olvido, el ideal humano debería coincidir con el ideal humanista del renacimiento. Esto lo digo tras una amena comida y charla con el Sr. Hidalgo, catedrático de latín, de esos capaces de dominar tanto la versión clásica como el latín vulgar, padre de lo que hoy hablamos. Y una buena charla tras una buena comida siempre depara buenas sorpresas, entre las que destacaré la ratificación de que la ironía, tal y como la conocemos, viene de Grecia y de Roma. Cátulo, que no podía dejar de criticar al pobre Julio César, le dedicó el famoso adagio "César, el general sin par: César por delante y César por detrás", en alusión a la homosexualidad del gran estadista. La familia de los Metelos tenía a su servicio todo un think tank de intelectuales para, entre otras cosas, contestar los excesos humorísticos de Nevio, y, según Icio, César eligió a Augusto como sucesor porque aquél le habría mostrado las primicias del gozo. A Craso, los Partos le mataron introduciéndole oro fundido en la boca y Roma, irónicamente, comenzó y terminó con Rómulos, si bien uno era hijo de una vestal y un Dios, y el otro se atribuyó el Augusto para eludir la decadencia producto de endogamias, depravación y ríos de vino consumidos en ánforas de plomo. Roma construyó acueductos sin argamasa alguna que aún hoy siguen desafiando el tiempo, y en Italia, hoy, los camiones de gran tonelaje se desvían por los viaductos de tiempos de la República, porque las carreteras actuales no pueden soportar tanto peso. Hemos resucitado el repudio romano -tri noctes-, las orgías, el de res coquinaria... hagamos algo por resucitar la cultura, la constancia, la inquietud y la fuerza que construyó el mayor imperio de la historia
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2 comentarios:
Como bien sabes, mi querido Demagophobe, la ironía constituye para mí un elemento fundamental para la supervivencia en la sociedad actual, por lo que tu post cae en terreno abonado. No sólo estoy totalmente de acuerdo con el valor que atribuyes a la ironía sino que, además, coincido contigo en la necesaria reivindicación de otros valores de las culturas clásicas griega y romana, uno de los cuales – no suficientemente apreciado en la actualidad – es la exposición pública de los defectos propios con la finalidad última de la catarsis colectiva.
Al hilo de todo lo anterior, reproduzco a continuación un fragmento del manual “Economía doméstica para bachillerato y magisterio”, editado en 1958 por la Sección Femenina de la Falange Española y de las JONS. Es una cita un tanto larga pero creo que merece realmente la pena:
“Ten preparada una comida deliciosa para cuando él regrese del trabajo. Especialmente, su plato preferido. Ofrécete a quitarle los zapatos. Habla en tono bajo, relajado y placentero.
Prepárate: retoca tu maquillaje, coloca una cinta en tu cabello. Hazte un poco más interesante para él. Su duro día de trabajo quizá necesite de un poco de ánimo, y uno de tus deberes es proporcionarlo.
Durante los días más fríos deberías preparar y encender un fuego en la chimenea para que él se relaje frente a él. Después de todo, preocuparse por su comodidad te proporcionará una satisfacción personal inmensa.
Minimiza cualquier ruido. En el momento de su llegada, elimina zumbidos de lavadora o aspirador. Salúdale con una cálida sonrisa y demuéstrale tu deseo por complacerle. Escúchale, déjale hablar primero; recuerda que sus temas de conversación son más importantes que los tuyos. Nunca te quejes si llega tarde, o si sale a cenar o a otros lugares de diversión sin ti. Intenta, en cambio, comprender su mundo de tensión y estrés, y sus necesidades reales. Haz que se sienta a gusto, que repose en un sillón cómodo, o que se acueste en la recámara. Ten preparada una bebida fría o caliente para él. No le pidas explicaciones acerca de sus acciones o cuestiones su juicio o integridad. Recuerda que es el amo de la casa.
Anima a tu marido a poner en práctica sus aficiones e intereses y sírvele de apoyo sin ser excesivamente insistente. Si tú tienes alguna afición, intenta no aburrirle hablándole de ésta, ya que los intereses de las mujeres son triviales comparados con los de los hombres. Al final de la tarde, limpia la casa para que esté limpia de nuevo en la mañana. Prevé las necesidades que tendrá a la hora del desayuno. El desayuno es vital para tu marido si debe enfrentarse al mundo interior con talante positivo.
Una vez que ambos os hayáis retirado a la habitación, prepárate para la cama lo antes posible, teniendo en cuenta que, aunque la higiene femenina es de máxima importancia, tu marido no quiere esperar para ir al baño. Recuerda que debes tener un aspecto inmejorable a la hora de ir a la cama … si debes aplicarte crema facial o rulos para el cabello, espera hasta que él esté dormido, ya que eso podría resultar chocante para un hombre a última hora de la noche. En cuanto respecta a la posibilidad de relaciones íntimas con tu marido, es importante recordar tus obligaciones matrimoniales: si él siente la necesidad de dormir, que sea así; no le presiones o estimules la intimidad. Si tu marido sugiere la unión, entonces accede humildemente, teniendo siempre en cuenta que su satisfacción es más importante que la de una mujer. Cuando alcance el momento culminante, un pequeño gemido por tu parte es suficiente para indicar cualquier goce que hayas podido experimentar. Si tu marido te pidiera prácticas sexuales inusuales, sé obediente y no te quejes. Es probable que tu marido caiga entonces en un sueño profundo, así que acomódate la ropa, refréscate y aplícate crema facial para la noche y tus productos para el cabello. Puedes entonces ajustar el despertador para levantarte un poco antes que él por la mañana. Esto te permitirá tener lista una taza de té para cuando despierte.”
Comparado el texto anterior con los elogios de la condición femenina que incluyes en posts anteriores de éste tu blog, la conclusión es obvia: ¡cuánto ha evolucionado la sociedad española y cuán inconcebible resulta pensar que pueda caber en la mente de algún compatriota semejante concepción de la mujer!
Como apunte final, mencionar que la persona que me ha facilitado el texto de referencia es la canguro de mis hijos. Sí, la dama cuya visión te deslumbró la primera vez que vuestras miradas se cruzaron, tú desperezándote después de una noche de acción y ella con el pequeño de mi prole cariñosamente en brazos. La misma encarnación de la maternidad que tan violentamente se resquebrajó una vez supiste que la naturaleza que a ti te ha dotado tan generosamente de testosterona a ella la condicionó de un modo biológicamente incompatible.
Qué puedo decir, mi querido Juan -aunque, he de confesar que Juan no es tu nombre, por impensable que parezca-. El libro que mencionas, acompañante y cómplice de tantas generaciones, creo que está haciendo ahora las delicias de los neoglosadores, con lo que en el momento actual mis fuentes me han comentado que se prepara un nueva edición. Respecto a la homosexualidad y el lesbianismo vistos desde el punto de vista de la suprema ironía, id est, de la suprema aceptación y aprehensión por la sociedad, te animo a que busques una nueva e incensurada versión de la última noche de Sócrates, en prisión, esperando el momento aciago del consumo excesivo de cicuta: largó a su mujer para quedarse, dialogando, obviamete, con sus queridos discípulos. Si encuentro alguna versión buena, te la regalo. Y respecto a tu canguro yo, lo que es paciencia y tolerancia, cónstate que acumulo bastante, oh supremo paladín de la ironía, la mordacidad y, a veces, la crueldad insondable, que cuando te pones corrosivo, no hay quien te pare. Vale.
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